Hombre, máquina y aceite: la búsqueda definitiva de rendimiento

Christoffer Nygaard es un piloto de carreras danés de 30 años con un récord de victorias en competiciones monomarca europeas (VW Polo Cup; SEAT León Supercopa) y campeonatos GT internacionales. Durante estos días, su trabajo diario puede describirse mejor como ‘la sustancia de la que están hechos los sueños’.  Cuando no está compitiendo, Nygaard es el piloto probador oficial de la empresa de hipercoches Koenigsegg. Sí, le pagan por viajar por el mundo, probar y desarrollar coches como el feroz One:1...

Solamente hay seis Koenigsegg One:1 en el mundo, lo que lo convierte fácilmente en uno de los coches más codiciados del planeta. No hace falta decirlo, pero también es uno de los más rápidos y potentes. Y, por supuesto, solo hay un Christoffer Nygaard. Juntos, la combinación perfecta para Castrol EDGE y Clone Rivals.

La elección de Nygaard y el Koenigsegg dotó a Castrol de un hombre y una máquina perfectos con los que poner a prueba el último aceite de Castrol EDGE. El nombre de esta cuarta Prueba Titanium, Clone Rivals, no es un apodo superficial de marketing. Se trata de una descripción completamente exacta del desafío al que se enfrentó Christoffer. El archienemigo definitivo; la única persona, quizás, a la que podría temer enfrentarse cara a cara: un clon digital en realidad virtual de sí mismo.

El desafío comenzó en un laboratorio, en un revolucionario simulador de realidad virtual. Una combinación de simulación avanzada de carrera digital y sofisticados datos biométricos humanos permitieron a Castrol trazar de forma precisa los datos de Nygaard cuando condujo ‘virtualmente’ por el exclusivo circuito de carreras español de Ascari, una de las pistas más exigentes del mundo.

Y después, enviamos al hombre de Koenigsegg para que probase sus hipercoches de varios de millones de euros en la pista real, para así averiguar si podía batir a la versión en realidad virtual de sí mismo.

Una vuelta a Ascari es larga. Cuenta con una longitud de 5,425 km, la misma distancia que un circuito actual de Fórmula Uno, y con 25 curvas, elevaciones y cambios de inclinación muy exigentes y de gran dificultad técnica. Es sumamente complicado de memorizar y dominar. Ni siquiera un simulador tan sofisticado como el utilizado para trazar la vuelta virtual de Christoffer puede replicar la fisicalidad visceral de lo real. Si golpeas un muro o pierdes un engranaje en una plataforma de RV, simplemente reinicias y lo vuelves a empezar. Hacerlo de verdad en una pista de carreras, en el mejor de los casos, es un error muy caro; en el peor, puede que no tengas otra oportunidad...

Pero los desafíos son los que sacan lo mejor de un verdadero piloto de carreras. "Siempre supe que enfrentarme a mi mejor potencial iba a ser duro. Pisé más fuerte de lo que lo hubiera hecho frente a cualquier otro rival. Vender a mi clon digital se convirtió en mi único objetivo..."

¿Y qué hay del coche que Nygaard utilizaría para competir contra sí mismo? Este Koenigsegg One:1, uno de los seis únicos que se ha fabricado, parece y suena como si aún perteneciese al futuro, el cumplimiento casi increíble de toda fantasía de cualquier aficionado al volante. Debajo de esa amenazante carrocería de fibra de carbono negra se asienta un motor V8 de 5,0 litros con doble turbocompresor y una potencia de salida que, a primera vista, parece un error de escritura: 1.341 CV (1.361 PS).

Salvo que no lo es. Este Koenigsegg desarrolla la misma cantidad de potencia que 10 MINI Coopers. Esta extraordinaria potencia de salida es también por lo que el coche recibe su nombre. Un Koenigsegg One:1 pesa solo 1.361 kg, lo que supone una relación potencia a peso de un CV por kilogramo. Esto equivale a un megavatio, que, de acuerdo con Koenigsegg, convierte al One:1 en el primer ‘megacoche’ de mundo.

Mega; híper; súper, ¿cuál es la diferencia? De vuelta al mundo real, significa que el One:1 alcanza la marca mágica de 100 kph en solo 2,8 segundos.

La creación de dos películas que componen la cuarta Prueba Titanium de Castrol asumió un nivel de compromiso para coincidir con las capacidades de los coches, los conductores y, por supuesto, el mismo Castrol EDGE. Como se ha descrito, esta es la Prueba más rápida, una en la que dos pilotos destacados, Christoffer Nygaard en el Koenigsegg One:1 y el piloto de prueba y carreras de Aston Martin, Darren Turner, en un Vulcan, alcanzan una velocidad máxima superior a 270 kph alrededor de Ascari.

¡Pero filmar esa acción no es una tarea sencilla! Cada escena aérea en Clone Rivals se capturó desde un helicóptero; ni siquiera dron más avanzado del mundo habría sido lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo de los coches; la acción en pista exigió el coche de filmación líder mundial, el "Russian Arm", con una cámara giroestabilizada y con barrido de 360º adaptada a un coche capaz de acercarse todo lo posible a las velocidades del Koenigsegg y el Aston Martin.

Cuando vea la película, creemos que verá cómo los medios justificaron el fin...